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Un producto sin fronteras
Hablar de Madrid es hablar de las violetas, una flor muy característica de la región, que crece silvestre a lo largo y ancho de la Comunidad. Por eso, no es de extrañar que nuestro negocio familiar naciera, creciera y haya florecido con notable éxito en el número 6 de la Plaza Canalejas, despertando fidelidades por toda España y por muchos rincones del mundo. La violeta, el caramelo, está diseñado de tal forma que reproduce la propia flor, de manera que se convierte en un presente no solo original por su sabor, sino por su estética. Y en torno a ella, a la estrella, a la violeta, hemos construido un catálogo de productos que ha ido creciendo y diversificándose, hasta ofrecer otras delicias en las que ponemos idéntico mimo para ofrecer productos artesanos.
Por nuestra tienda física de Madrid transitan cada día personas de toda edad, nacionalidad y condición, cautivadas no solo por su aroma y color, sino por su historia, la historia de una familia que durante más de un siglo ha permanecido fiel a su manera de hacer las cosas, conservando ingredientes y procesos tradicionales para obtener un producto único y de calidad, pero sobre todo auténtico.
La tienda es foco de interés turístico y, de hecho, es incluida de forma bastante habitual en los circuitos que organizan los turoperadores en la visita a la capital de España, a la vez que hemos provocado innumerables reseñas en medios nacionales e internacionales.
El origen de nuestros visitantes es muy diverso, pero La Violeta es especialmente conocida en países de habla hispana, como México, Colombia, Venezuela, Argentina, etc., así como en los Estados Unidos, además de que tenemos numerosos clientes de países europeos como Gran Bretaña, Alemania, Francia, Italia, etc.
Nuestra tienda on line ha contribuido, sin lugar a dudas, a ese conocimiento y esa afición. Desde ella podemos enviar nuestros caramelos a cualquier rincón del planeta, convirtiendo a la violeta en un producto que traspasa fronteras.
Una receta valiosa
El gran secreto está en nuestra receta, que sigue siendo un misterio para muchos. A lo largo de ese siglo ha habido muchos imitadores y los sigue habiendo, pero podemos seguir presumiendo de ofrecer al mercado el producto original, a pesar de que muchos se hayan sumado con éxito desigual a la venta de este suculento y llamativo dulce. Al igual que el propio negocio, dicha fórmula ha ido transmitiéndose de generación en generación. Desde el año en que se fundó La Violeta, la receta no ha sido modificada ni un ápice. Somos conscientes del valor que tiene. Por esta razón, y toda la historia que hay detrás, los caramelos La Violeta son el claro ejemplo de que lo tradicional es valioso en cualquier momento.
Variedad e innovación
Y sin renunciar a nuestra tradición artesana, no renunciamos a la innovación. Nuestra gama de productos ha ido creciendo con el paso de los años y hemos diversificado nuestra oferta, de tal forma que vamos mucho más allá de nuestro producto estrella: las violetas. Con el paso de las décadas, hemos incorporado a nuestro escaparate los caramelos surtidos, los bombones de violeta, la fruta escarchada, los licores, los helados y una gama muy amplia de productos gourmet, en los que apostamos también por la calidad y la autenticidad: siropes, mermeladas, mostazas, tés, vinagre, azúcar... el universo violeta es finito, por supuesto, pero no para de crecer y de innovar, con el color violeta y el sabor de las violetas como referencia permanente.